ALBA, Luz para Nuestra América

Thursday, February 01, 2007

Un mérito innegable

A alturas de 1884 Martí tiene concebido un programa de transformación continental que concede suma relevancia al aspecto económico. Su trabajo en La América puede resumirse como un esfuerzo por impulsar el progreso de Latinoamérica

No obstante lo planteado anteriormente, Martí comprendió que el desarrollo de Latinoamérica no se lograría solo a través de transformaciones económicas o sociales. Existía además un factor de suma importancia al que le llamó la propaganda de las “nuevas doctrinas”, refiriéndose así al trabajo ideológico. De ahí se derivó entonces, la divulgación sostenida en la misma revista de la cultura material, social e intelectual de avanzada de aquellos años y la reiterada exaltación de nuestras raíces e idiosincrasia. Nuevamente se hace evidente la vigencia de las ideas del Apóstol en los días que transcurren. La Batalla de Ideas que hoy se libra en Cuba es un ejemplo claro de ello.

El mérito de Martí es innegable, a pesar de la época su plan de avance era integral, la balanza no se inclinó hacia una u otra esfera, sino que concibió una estrategia que incluía incluso la justicia social y la búsqueda de la plenitud del hombre. Su proyecto era bastante similar a lo que en la actualidad se está pidiendo deben tener las concepciones del desarrollo y más aún con lo que se está proponiendo para Nuestra América.

Se debe destacar que el antimperialismo martiano se radicalizó con el paso del tiempo y fuera de los marcos de la revista que hemos tratado hasta aquí, este proceso tuvo lugar a medida que estudió la realidad norteamericana, sus características y contradicciones internas. Martí vivió el nacimiento de los monopolios y no le fue difícil descubrir que el imperialismo es un fenómeno económico con proyecciones negativas en lo político, social y tanto dentro de las fronteras nacionales como internacionales.

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