ALBA, Luz para Nuestra América

Wednesday, November 29, 2006

VENEZUELA, TODO POR EL ALBA



La República Bolivariana de Venezuela al retirarse del Grupo de los 3 (G3), integrado además por México y Colombia, acaba de confirmar que su orientación política, económica y social esta encaminada hacia la integración real de América Latina.
Esta ha sido la última medida adoptada por el gobierno de Hugo Chávez para romper con acuerdos neoliberales que en los años 90 del siglo pasado fueron impulsados en la región por los organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, por orientaciones dictadas desde Estados Unidos.
En un documento del Ministerio de Relaciones Exteriores venezolano se expresa que en 1994, en Cartagena de Indias, durante la IV Conferencia Iberoamericana, fue suscrito ese tratado de libre comercio que representaba "la concepción aperturista y privatizadora de los programas neoliberales dirigidos desde Washington y que producían el desplazamiento de los activos estatales hacia los grupos económicos privados".
Al hacer el recuento de esa historia, el documento señala que en 1994, paralelamente a la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio entre Canadá, México y los Estados Unidos (TLCAN), se cierran los acuerdos que dan origen a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y un año después se propone la conformación de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que tenía como ejes centrales los mismos contenidos del TLCAN, pero extendiéndolos a todos los países del continente, procurando la total libertad para el movimiento de los capitales y el control de las fuentes de recursos de la región, bajo la excusa del aprovechamiento, por parte de los países latinoamericanos, de las supuestas ventajas competitivas de estos acuerdos de libre comercio.
El G3 fue llevado a la práctica durante los períodos presidenciales de Carlos Andrés Pérez y Rafael Calderas (1989-1998) que abrieron el país y sus riquezas a las grandes compañías transnacionales asentadas en México y Colombia, lo cual significó quiebras de empresas nacionales con los consecuentes despidos de trabajadores y el saqueo de las materias primas.
No es menos cierto que con la fuerte presencia de capitales y trasnacionales estadounidenses en México y Colombia, las cuales disfrutan de excepciones de impuestos para sus mercancías, esos productos entrarían al mercado bolivariano sin ninguna atadura y por consiguiente las afectaciones económicas para agricultores, productores y para la economía en general del país, serían apreciables.
Con anterioridad, en abril de 2006, Caracas se separó de la Comunidad Andina de Nacional (CAN) de la que formaba parte junto con Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia.
La decisión fue tomada debido a que los gobiernos de Alvaro Uribe, de Colombia y del entonces presidente Alejandro Toledo, de Perú, firmaron un Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos el cual rompía con la política de unión latinoamericana auspiciada por Caracas.
El grupo del CAN, con una unidad bastante debilitada, prácticamente acabó de fenecer al tomar Bogotá y Lima la decisión de llevar adelantes acuerdos neoliberales y de privatización económica con Estados Unidos.
Otro de los pretendidos acuerdos que se han detenido en su forma conjunta por la acción soberana de las naciones latinoamericanas de no refrendarlo debido a la peligrosidad que representa para sus economías, es el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA).
Ese invento neoliberal estadounidense sufrió un duro golpe durante la IV Cumbre de las Américas efectuada en noviembre de 2005 en Argentina, cuando los miembros del MERCOSUR (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) junto a Venezuela se opusieron a firmarlo.
En una reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular efectuada en La Habana para analizar los progresos alcanzados desde la creación de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), el economista cubano Osvaldo Martínez reafirmó que el ALCA y los TLC son expresiones de un proyecto de dominación continental para el saqueo de América Latina, que implican una concepción sobre el desarrollo, la soberanía y las funciones de los estados nacionales y adoptan formas y procedimientos variados
Como premisas jurídicas de obligatorio cumplimiento aparecen las de abrir los mercados, industrias, empresas y servicios públicos nacionales al devorador capital privado.
En la otra esquina completamente opuesta se encuentran los lineamientos del ALBA propuesto por Venezuela y Cuba y al que también se integró hace varios meses Bolivia.
Para el ALBA la firma de acuerdos comerciales, de inversión y cooperación están dirigidos a mejorar la educación, el empleo, la salud, la vivienda y la alimentación de los pueblos, en aras de dejar atrás las enormes brechas sociales que han padecido por años de explotación colonial y capitalista.
Entre los resultados que se pueden recoger en el poco tiempo que lleva de creado el ALBA, se destacan los más de dos millones de alfabetizados en América Latina, los cientos de miles de personas sin recursos a las que se le ha devuelto la vista por medio de la Misión Milagro y las decenas de miles de doctores de toda la región que se han graduado o estudian en Institutos de Cuba y de Venezuela, todo en forma gratuita.
Por tales motivos Venezuela apuesta por todas las bondades y beneficios que conllevan los acuerdos dentro del ALBA con la consecuente integración latinoamericana y desecha los tratados neoliberales como el ya anacrónico G3.

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