ALBA, Luz para Nuestra América

Wednesday, November 01, 2006

EL IMPERIO ESTADOUNIDENSE Y LAS BASES MILITARES



Esta vasta red de bases estadounidenses establecidas en todos los continentes, con excepción de la región Antártica, constituyen en realidad una nueva modalidad de Imperio -un Imperio de bases con una geografía propia del que existen pocas probabilidades de que se enseñe en las clases de geografía en las escuelas de secundaria. Sin comprender las dimensiones de este cinturón de bases que rodean el globo, no se puede empezar a entender las dimensiones y naturaleza de nuestras aspiraciones imperiales o el grado en que el nuevo militarismo está minando nuestro orden constitucional.
Nuestro ejército despliega más de medio millón de soldados, espías, técnicos, instructores, auxiliares y contratistas civiles en otros países. Para dominar los océanos y mares del mundo hemos puesto en funcionamiento aproximadamente trece destacamentos de fuerzas navales alrededor de portaaviones cuyos nombres resumen nuestra carrera marcial- Kitty Hawk, Constellation, Enterprise, John F. Kennedy, Numitz, Dwight D. Eisenhower, Carl Vinson, Theodore Roosvelt, Abraham Lincoln, George Washington, Harry S. Truman y Ronald Reagan.
Operamos en numerosas bases secretas fuera de nuestro territorio para supervisar lo que las gentes del mundo- incluidos nuestros propios ciudadanos-, se dicen, se comunican por fax, o por correo electrónico unos a otros.
Nuestras instalaciones en el exterior proporcionan beneficios a las industrias civiles que diseñan y fabrican armas para nuestros ejércitos o, como la ahora bien publicitada compañía Kellogg, Brown & Root, una filial de Halliburton Corporation de Houston, que ha obtenido un contrato de servicios para construir y mantener nuestros más lejanos puestos avanzados. Una de las tareas de tales contratistas es el mantener a los miembros uniformados del Imperio alojados en dependencias confortables, bien alimentados, entretenidos, y facilitarles agradables y económicas instalaciones de vacaciones. Sectores enteros de la economía estadounidense han llegado a depender del ejército para sus ventas. En vísperas de la segunda guerra contra Irak, por ejemplo, al mismo tiempo que el Departamento de Defensa hacía pedidos extra de misiles de crucero y de proyectiles de uranio enriquecido anti-tanques, compraba 273.000 envases de protector solar Native Tan, casi el triple de sus pedidos de 1999 y, sin duda, un buen negocio para el proveedor, la compañía Control Supply de Tulsa, Oklahoma, y de su subcontratista, Sun Fun Products de Daytona Beach, Florida.

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